No hace falta irse a ningún sitio, o hacer nada en especial para sentir plenitud, sin luchar; con un pájaro, una hoja, o el simple silencio.
Todo lo que acumulamos después, nunca iguala esos momentos. Es jugar a tener cosas, conocimientos, a ganar, a perder, a construir, a buscar, a estar alegres y tristes. Pero el tiempo pasa, el nuestro aún más deprisa, y cuando se intuye lo esencial, la tarea diaria es recordarnos que el resto no es más que un juego y que las cosas no tienen valor fuera del que arbitrariamente les damos.
Pero cuesta afrontar la radical sencillez de la felicidad, es más facil y doloroso continuar asignando importancias a cosas, viviendo nuestra vida de acuerdo a ellas, y echando más y más tierra sobre lo que nuestro corazón ya sabe.
Si ando en silencio a 50 metros de mi casa, puedo encontrar todo lo que necesito para sentirme completamente feliz. No necesito tenerlo, acumularlo, protegerlo, o pretender que dure para siempre. Sólo necesito perder el miedo a la libertad.
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Solo necesito perder el miedo a la libertad...me encanta leerte!Me quedo con muchas cosas tuyas para mí.
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